El fin de semana del 11 al 13 de marzo un grupo de colegiales del Colegio Mayor Jesús-María de Granada-en concreto 12-, nos fuimos de convivencia a la casa de Huétor, un pueblo a 20km de Granada, muy cerca de la ciudad, acompañados de Curín y Josela.
Comenzamos el viernes por la noche, llegando para la cena y un tanto “expectantes” de lo que podría ser el fin de semana, ya que para la mayoría era la primera vez que nos íbamos en este plan… sabíamos que íbamos a parar, hacer un poco de “silencio por dentro” (eso nos habían dicho), caminar por la sierra… y ¿reflexionar?… Un plan un poco atípico, diferente a lo que solemos hacer un fin de semana cualquiera. Y, la verdad, no se si muy apetecible a primera vista, por lo menos para algunos. Pero había algo que “llamaba” a ir. Y Allí estábamos.
Si me preguntas antes si una figura de “Lego” puede simbolizar lo que vivo, me hubiera reido; hoy, te digo que mucho más que eso; si me preguntas si un “atlas de geografía” puede definirme, te digo que sí, sin duda; si me preguntas si una película puede hacerme pensar… ya sabes la respuesta… y si la pregunta es si Dios puede estar aquí, cada uno te responderá de una manera…
¿Lo que nos hemos encontrado? Una sorpresa detrás de otra: que la reflexión nos abre a preguntas que nos gustan, porque las respuestas no nos vienen dadas; que caminar teniendo la nieve como horizonte posibilita otro tipo de ritmo; que el corazón necesita un espacio y a veces lo ahogamos… Y que el encuentro entre nosotros, la risa, cocinar, la mesa llena de cosas nuestras, las noches sin parar de hablar, son un regalo que no se puede definir sin vivirlo…
¡Hacen falta más días como estos!!